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martes, 23 de abril de 2019

El guía perfecto.


  El broche a  la ruta de ese día, lo puso la inesperada aparición de un "oso pardo", ¡o no!, fue un "monstruo pardo", ¡o no!, era un "vociferante" y enfadado mastín apareciendo por sorpresa de entre las retamas y con sus fuertes ladridos se dirigía hacia nosotros a la carrera, mientras ese cuerpo grandote ladeaba el manto de pelo en todas direcciones, un pelaje a medio mudar y con un lamentable aspecto que daba bastante "miedo".

  Suerte para nosotros que el, también, creo que se asustó y aprovechando esa incertidumbre de miedos mutuos, bajamos de la bicicleta y con una voz fuerte y contundente, acompañada de unos frenéticos aspavientos, le hicimos frente con el ánimo de frenar su carrera y no tener problemas ninguna de las dos partes.

  Parece que funcionó y el gigante can en una retirada oportuna nos dejó pasar.
  Sin perder de vista al animal y cuando todos le dimos la espalda, nuevamente emprendió la carrera con el denuedo y osadía de "comernos" es aquí donde un extraordinario poder nos contagió en el pedaleo, acelerando la marcha y desplazándonos con temeraria velocidad hasta por fin, perder de vista a la "bestia" quedándose tranquila en su camino "llamándonos de todo".
  Segundos después, respiramos tranquilos el resto de la ruta.

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 Sin duda esta ruta es una de las más bellas para recorrer en esta época del año, pues a pesar de haberla ciclado decenas de veces, nos sorprende como la Naturaleza se viste para cada ocasión.

Es principio de primavera y como no, los cromáticos nos ofrecen esa diversidad de tonos tan agradables a la vista que, "te pasarías allí todo el día hasta sin comer", contemplando y disfrutando del entorno tan especial.



 Nos cubría un manto de plomizas nubes y también nos acompañó todo el camino ese viento "molestillo"  que la verdad en ocasiones nos ayudó en algún difícil tramo empujando por la espalda. Solo las delicias de circular por el Valle Pinguín y junto al Arroyo de la Fuente de Pedro Díaz, hizo no tener en cuenta esas minucias ventosas.

 Nuestro perfecto guía Aure, conocedor de toda esa red de caminos tallados por el tiempo, condujo la ruta a buen ritmo, disfrutando en conjunto de estrechas sendas conejeras entre zarzas, de rápidos giros perfectamente peraltados, con abundantes y pequeños badenes generados junto al arroyo.
 Recomendado para ciclar por tan pintoresco lugar.



 Y por esas fechas también, lugares con encanto fueron testigos de las andanzas del Club, plasmando en las instantáneas el recuerdo a su paso por la dura subida a Los Resquillones, en tierras Asturianas.   Montañas de la cordillera Cantábrica a las faldas de los Picos de Europa.




   Un contraste de lo distinto que es nuestro País donde los lugares hacen disfrutar indistintamente de la localización.


  Como el ritmo que llevamos era muy alegre y dinámico, en el corto avituallamiento apenas dio tiempo para intercambiar impresiones y sin pérdida de tiempo reanudamos la marcha para que el viento, no nos enfriase.
  La tendida subida hacia la finca de Las Suertes Viejas, nos calentó afrontando el penúltimo tramo por el Alto Peral hasta el Palacio del Conde Caralt, donde sin "respirar" aparecimos en Villamanta, y siguiendo el Arroyo de Las Juntas, terminamos muy cerca de nuestro destino.





  El antiguo y ya inexistente paso ferroviario del tren, contribuyó a otro adorno de la ruta que nuestro guía perfecto, eligió para ese día. Un Domingo de Resurrección.



                                                                El recorrido quedó grabado de esta forma:




lunes, 15 de abril de 2019

Pasan cosas.


 Aun en las rutas más sencillas y de "poca" transcendencia en cuanto a dificultad técnica o largas con mucho tiempo sobre la bici, aun así, pasan cosas.

 Como otras veces, nos hemos encontrado con Javier Gonzalez, un compañero ya mítico en nuestros caminos que nos hace el honor con su compañía e intercambiar los "dires y diretes" de este mundillo durante un buen rato, e incluso ofrecernos su ayuda si la necesitáramos.


Ese día nos cruzamos en el puente de hierro a su paso por el Río Guadarrama y rápidamente echó pie a tierra para saludarnos, ahí estábamos intentando resolver el contratiempo de un núcleo de la rueda trasera de Aurelio. Por causas desconocidas dejó de funcionar y se quedó sin la tracción en la rueda.
 Golpes, "lubricaciones" con agua, rezos y demás ceremonias por ver si el engendro mecánico volvía a funcionar, nos paró un buen rato antes de tomar la decisión de remolcar o llamar un taxi para no dejar a Aure, abandonado en aquel puente.




 Con una cámara se preparó una especie de eslinga y nuestro querido compañero Torreño, se ofreció para hacer de remolcador hasta el pueblo con la bicicleta eléctrica de su uso particular.
 Como una exhalación, partieron las dos bicicletas unidas por elástico remedio y ya, no se supo de ellos, pues, desaparecieron en la primera curva y no se les volvió a ver.....

 Según testigos, alcanzaron una cómoda velocidad de 30 Km/h. por las espaciosas vías pecuarias, la cual mantuvieron hasta el "percance".
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 Antes, Raúl Martín, competía en el Open de Madrid y con la equipación del Club, nos representaba   en esta carrera.


Valientes o temerarios fueron Carlos y Mariano, aparecieron a primera hora, retando a la fresca mañana con ropa de verano, suerte que las nubes altas, aunque tardaron, dejaron paso al Astro Sol para empezar a broncear piernas y brazos.

 Por la misma zona, rodaba la ruta A, solo nos vimos en los primeros kilómetros. Y en el refrigerio final.




 Siguiendo con nuestra ruta, los quince de ese día, marcamos un buen ritmo durante todo el recorrido, haciendo sufrir a las piernas como "premio" por el esfuerzo.


  De esa "guisa" partieron Torreño como guía y Aurelio remolcado, hacia el punto de retorno y final de ruta.
  Desapareciendo de nuestra vista en la primera curva, mantuvieron velocidad media de los 30 Km/h, y todo iba perfecto hasta que...

 ...Por motivos desconocidos o un exceso de confianza, casi en el umbral de la meta, la mala fortuna hizo que en un despiste, aquella negra elástica unión entre las dos bicicletas, cediese demasiado en su tensión ejercida de tracción y buscó con su floja curvatura, meterse entre el disco y las pinzas de freno de la potente bici eléctrica, causando al instante un bloqueo que frenó en seco a la parte motriz.
  
Como consecuencia de esa brusca retención, Aure, adelantó por inercia y por su izquierda, a Torreño, girándole lateralmente, lo que provocó con dicho gesto, un violento y espectacular tirón, el resultado, una aparatosa caída de ambos ciclistas al árido y polvoriento suelo. 

 Aurelio, salió casi indemne del rapidísimo acontecimiento, pero, nuestro Generoso y Samaritano A. Torreño, se llevó la peor parte (nada grave) pero, al cierre de esta edición, la rodilla que soportó la caída,  estaba muy dolorida, y algún cardenal de esos después de las 12 horas, también ha salido para adornar alguna parte del cuerpo con el típico color morado. Unos días de descanso para recuperarse del susto y los golpes. Mucha fuerza a los dos.


Desde este blog, y a petición general, quiero agradecer a Antonio Alonso -Torreño, la generosidad y buen hacer en la buena solución de la avería aunque las consecuencias de aquél percance el, saliese peor parado. ¡Gracias Torreño!

                                                      Este fue el recorrido. Las Colmenas

jueves, 11 de abril de 2019

Otra vez por el puente roto


Ahí sigue, en su soledad y abandono, nadie recuerda como era aquella sólida construcción tan utilizada para facilitar el paso por encima del Arroyo de Bobadilla.

 La fuerte tormenta de "aquel año" lo arrasó todo y dejó el cauce, como al principio, sin obras, sin huellas del hombre. Solo sus orillas mantienen la compostura y desde allí quien osa acercarse, ve lo poco que queda... Titánicos bloques de hormigón de lo que fuere un recio puente, reposando en el fondo de ese ínfimo e irrisorio cauce, dando cobijo a pequeñas especies de la zona, donde esa soledad les permite establecerse como su paraíso particular.

 Un rodeo cerca de una autovía, salva el corte para acceder al otro lado y así lo hicimos.


 Ese día teníamos programada la ruta invertida, y los artefactos electrónicos, se volvieron locos por no entender las coordenadas a seguir, hasta que establecieron ellos mismos el rastreo hacia atrás, otra hazaña para las pequeñas máquinas.

 La decena de almas en este grupo estudiaba sobre la marcha, otras alternativas para no "sufrir" indebidamente y la fuerte subida de trialeras del inicio, solamente fue ciclada por menos de la mitad y estuvo bien, pero, empezaba con la desventaja para los tramos finales.

 Rodamos por los límites de la provincia de Toledo dirección Este, acotando poco a poco el terreno conocido de sobra por casi todos, a la vez que disfrutábamos por tenerlo esos días bien asentado y en perfectas condiciones.

 Una alerta en el grupo por avería, mantuvo la incertidumbre hasta el avituallamiento.


 Javi, estaba sin freno en la rueda trasera, suponía que con unas "palabras de ánimo" a las pinzas y manetas o aflojar un tornillo aquí y dos golpecitos allá, se solucionaría el contratiempo. ¡Qué va!


La minuciosa observación de ojos expertos dio con la terrible causa de aquél desaguisado.

Se apreció que la mecánica no acoplaba correctamente en tan delicada y vital zona, el redondo disco acerado estaba en lugar inapropiado, sin sujeción, abandonado en el centro de la rueda por la deserción de todas las piezas de titanio que lo deberían estar fijando. Suerte que no se movió y todo quedó para el recuerdo, eso sí, la avería fue importante. Javi pudo seguir pedaleando hasta el final.

 Los parajes en torno al Parque Regional del Río Guadarrama, adentró de lleno por la Ruta del Quijote, hasta las Ruinas Arqueológicas de Carranque. Su bosque de olmos fue también una alegría para la vista y con el frescor de la arboleda, casi estábamos en casa.



Antes quedaba pasar un rato retenidos en las ponzoñosas aguas malolientes del Arroyo de Las Cabezas. Unas aguas crecidas y donde siempre nos traemos alguna muestra en el calzado.

 Juancar, recibió un traicionero golpe en la cara por unas agresivas ramas de la orilla.


 Una cuesta más, un par de cerros con cuidados de poda y dos curvas, finalizaría esa ruta, que ya integra en sus filas a los participantes de las rutas C.

                                                       
 Los compañeros del recorrido A se fueron lejísimos y he aquí unas instantáneas de recordatorio de ese día






                                                          Aquí el recorrido de ese día.



miércoles, 3 de abril de 2019

El Tiemblo... Yo Tiemblo.


 Maravilla de ruta, ya mítica en el Club.
 El Invierno, ha sido un buen guardián de las hojas caídas en Otoño de los castañares que pueblan los bosques de La Reserva Natural del Valle de Iruelas, cerca de La Sierra de Gredos. Tal es así que, la gran mayoría de estas hojas estaban amontonadas en los cauces y regueros por el que transcurrió nuestra ruta, haciendo aún más interesantes esas técnicas bajadas.
 No hubo ninguna sorpresa desagradable a pesar de estar ocultos pedruscos, ramas caídas y numerosas raíces de este espectacular paraje Natural.


 Esa fue la parte final de nuestro recorrido.
 Otra alternativa era terminar nuestra espectacular ruta por las rápidas y sencillas pistas sin asfaltar.   Una parte del grupo eligió esa opción que curiosamente llegaron a destino un poco después que los valientes y arriesgados de las técnicas trialeras.
 El motivo fue por que Rafa, tuvo una caída con su bici eléctrica sin consecuencias para reseñar.


 Empezamos tiempo atrás, por un bonito rodeo al Embalse del Charco del Cura, alimentado por el Río Alberche, su gran presa nos facilitó el paso a la zona de monte bajo donde el ganado bobino campaba en su hábitat natural.
 Por el pequeño y sinuoso sendero cerca de las calmadas aguas, podíamos deleitarnos en esa mañana aún fresca, de las maravillas que ofrece para integrarse como una pieza más del paisaje.



Mercedes y Juanma fueron los afortunados en disfrutar al máximo de la belleza paisajista, ya que su ruta tuvo la suerte de bordear este Embalse y también el Embalse del Burguillo, llegando hasta la Urbanización de la Rinconada.

 Trece componentes en otro grupo, iniciaron su lento ascenso para coronar el Puerto de Casillas, por unas rampas de (11-12 y 16)% siendo la parte más suave de un 6% continuo.
 Los diez interminables kilómetros hasta su coronación, fue el calentamiento para un poco después, afrontar con más facilidad El Valle de Iruelas.

 El descenso de este puerto, fue algo vertiginoso y en un suspiro, estábamos otra vez subiendo la "pared"(como así describió una lugareña) que nos daría acceso al bello bosque de castaños centenarios.


 Una rápida exhibición de los siete kilómetros restantes, por trialeras hechas sin ninguna norma arquitectónica y a capricho natural, dio fin a esta jornada de mtb, por tierras de Ávila.

 Este tramo final puso al límite la destreza y habilidad de quienes pasamos un gran día de bicicleta.

 Al cierre de esta edición, llegó una instantánea de los participantes de una de las rutas de carretera con Carlos y Ángel.


 Como conclusión a esta jornada por El Tiemblo, se celebró con una comida de convivencia con las familias, comentando lo más destacado de ese día.



                    Y aquí el mítico recorrido.