Hoy, PALIZÓN.
Una vez más, salimos con viento fresco a dar un paseo los integrantes ( que se han atrevido) del Club Ciclista El Álamo, por la ruta marcada para hoy.
Hubo fusión de los grupos A y B para completar un "grupete" muy digno y rodar en equipo, formando así, un solo bloque. La duda estaba si se iba a completar toda la ruta o se acortaría por algún lugar estratégico respetando la distancia elegida por el grupo B.
Porque sí, se decidió hacer el trayecto más largo con vistas a esta posible reducción o "acortamiento" de kilómetros.
Al final las ganas y los envalentonados cuerpos, aguantaron la ruta al completo.
Bufff, menudas "penurias" y momentos durillos hemos tenido.
Como es de esperar en estas situaciones de lluvia, os podéis imaginar el estado penoso de los caminos, las dificultades para gestionar los cambios de piñón, el mantenerse encima de la bicicleta sin poner el pié a "barro".
Los "saltos de velocidades" se hacían solos y aleatorios conforme se intentaba mantener al menos, una ordenada cadencia de pedaleo y lo más trabajado por todos, en el día de hoy ha sido, el "domar" a la máquina e intentar mantenerla en la dirección deseada por su jinete, pues la tendencia por los descensos y curvas era, la que la bici eligiera, en estas circunstancias, hemos demostrado la habilidad y dominio adquirido por el paso de los años.
Con un principio algo moderado relativo a precipitaciones, con el viento "agazapado" sin hacernos compañía por el momento, se ha logrado llegar hasta la mitad del recorrido, cansados por la tendencia a ir subiendo continuamente.
En un pequeño y merecido descanso en los cómodos bancos de madera frente a la iglesia de Santa María Magdalena de La Torre de Esteban Hambran, los reconstituyentes energéticos, frutas, barritas y demás viandas reponedoras, ha sido suficiente para continuar con la aventura de regreso.
Tras un repaso de limpieza y acondicionamiento de calzados y calas de los pedales, retirada de barros de las zonas que deben ajustar a la perfección para un optimo funcionamiento, reiniciamos la marcha hacia nuestro destino de origen.
Ahora sí, el agazapado viento despertó y su "grata" compañía se hizo de lo más pestosa hasta el final.
Las distancias no perecían disminuir conforme se avanzaba por esas "Estepas Toledanas" y solamente el agrupamiento y parapente de corte contra el pertinaz azote eólico protegiéndonos unos a otros, se consiguió acortar el espacio del final.
Los últimos 19 Kilómetros, fueron también remojados aún más, para completar y redondear el esfuerzo que llevábamos en piernas y riñones, haciendo emocionante y amena esta jornada invernal de febrero.
Un último esfuerzo y casi llegamos.
Los más osados, y merecedores de un fresco y merecido refrigerio, plasmaron con la instantánea el momento deseado con una sonrisa.
Este fue el recorrido
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