Cuando el recorrido estaba
casi finalizado y todo el esfuerzo de ese día ya llegaba a su fin, en un tramo
tranquilo sin irregularidades ni repechos y donde el sol había reservado una
estancia de reposo, algo nos alertó y sorprendió de manera inesperada en
aquella calma relativa.
Un grito de “susto y terror” alteró la armonía
de la marcha de cuantos participábamos aquella jornada.
Fue Ana, alertándonos un “peligro” en el borde
del camino.
Una amable culebra de grandes dimensiones que sesteaba bajo el Astro Rey, a la que alteramos su descanso, lanzó un ataque defensivo sobre quien en ese momento
pasaba junto a ella, la asustada criatura, por un momento creció en altura,
alargando su cilíndrico cuerpo en vertical, presentando sus “fauces” a la altura de la
rodilla, obligándonos a cambiar el rumbo rápidamente pasando con mimo y cuidando de no
dañar al asustado reptil, solidarizándonos con su miedo.
Nadie salió
herido y todo quedó en anécdota para relato.
Anteriormente, también hubo
un recuerdo de jornadas pasadas de aquel siniestro perro con pelajes
desavenidos, [ese que nos apareció de entre las retamas aquél día.]
Volvimos a ciclar
por el paraje donde rondaba esa mole de animal y…
…Un distante ladrido de tono grave, pero con
el volumen suficiente para alertarnos de su presencia, cambió el giro de
nuestras cabezas hacia tal estruendo lejano y allí, se distinguía esa nube de
pelo acercándose a gran velocidad a nuestro encuentro. Tal situación
“terrorífica” obligó a acelerar la marcha en un terreno desfavorable para la
carrera, pero, la adrenalina generada por tal emoción, ayudó sacando fuerzas en la huida, hasta perder
de vista nuevamente a la “bestia”.
El numeroso grupo presentado en la plaza aquél
Domingo, se fusionó de alguna manera, con los amigos de El Último Repecho uniéndose con nosotros para acompañarnos y hacer la ruta conjuntamente. Con su
experiencia y conocimiento de los caminos, aprendimos nuevos atajos y senderos
que aplicaremos en el futuro para ampliar nuestras rutas en El Club Ciclista El
Álamo.
Esta ruta conjunta nos llevó
hasta los merenderos del Río Alberche, situado en el término Municipal de Aldea
del Fresno. Nuestro guía nos llevó por empinados cerros y bajando a gran
velocidad por caminos que el agua ha tallado en sus laderas, haciendo rápidas e
interesantes esas bajadas técnicas en muchos tramos.
Una parada para reagruparnos
y de vuelta para El Álamo.
Las buenas condiciones del terreno hicieron
que el grupo rodara a gran velocidad, sin fatigas que lo impidiesen para
alcanzar en las bajadas, velocidades propias de expertos profesionales en
dominar las técnicas de la trialera.
Aquí, en el tramo más sinuoso y cubierto de
enormes cascotes y piedras sueltas, se produjo un pequeño contratiempo
afectando a Juanma, su rueda trasera, impactó en uno de esos obstáculos seccionando en varios trozos tal objeto. Siguió descendiendo muy rápido, pero, a pocos metros, su rueda sufrió las consecuencias del impacto y perdió la presión y adherencia al terreno, poniendo el pie a tierra.
Rápida también fue la reparación y sin perder más tiempo nos unimos al grupo que paciente esperaba comentando las incidencias y el estupendo día que nos hizo esa mañana de Mayo.
Llegando a nuestro destino, otra incidencia obligó a parar, en este caso, una "traicionera rodera" en el camino, hizo que la bicicleta de Alejandro T. desconocedora del terreno (por nueva), no supiese resolver el bache que encontró y ambos, se dieron un revolcón con daños y raspones en rodilla y codo.
Todos llegamos a destino esperando volver a compartir otra ruta en unos pocos días.
Un saludo para todos los participantes. JJ.
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